Resumen: el sistema inmune envejece con el transcurso de la edad y por factores externos (sedentarismo, consumo de sustancias nocivas, polución, contaminación, infecciones, etc.), lo cual disminuye su funcionalidad, conduce al envejecimiento de todo el cuerpo y promueve la aparición de enfermedades. El consumo de suplementos nutricionales que estimulen el funcionamiento celular y tener estilos de vida saludable prolongaran la vida útil saludable del sistema inmune.

El envejecimiento es un proceso natural asociado con la pérdida del equilibrio (daño/reparación) dentro del organismo, lo que conduce a la aparición de enfermedades.
El envejecimiento o senescencia celular es el agotamiento de la capacidad de las células de renovarse a sí mismas y a su entorno (tejidos, órganos y sistemas). Este proceso está influenciado por factores genéticos, metabólicos y extrínsecos (polución, alimentación, sedentarismo, estrés emocional, entre otros) (1–4).
Además, nuestro sistema inmunológico ha evolucionado para protegernos de los gérmenes a través de su localización en diversos partes del cuerpo.
Las respuestas inmunes son orquestadas por células T (células de defensa), que dirigen la eliminación de los gérmenes en el sitio de infección y establecen células T de memoria para protegernos en el futuro del mismo organismo infeccioso (5). El sistema inmunológico humano está en continua interacción con factores metabólicos, genéticos y ambientales (gérmenes, ejercicio, estrés, contaminantes, polución, ambiente, cambios climáticos, dieta, vacunas y medicamentos) que condicionan su eficiencia y están cambiando rápidamente debido a las fluctuaciones climáticas y la globalización (5,6).
Si bien el impacto perjudicial de factores externos puede evitarse o limitarse (por ejemplo mediante estilos de vida saludable), el sistema inmunológico en sí se debilita con la edad. Las células inmunes persisten en los adultos mayores y la disminución observada de la inmunidad celular está relacionada con la senescencia celular (4,6,7).
La inmunosenescencia, definida como el envejecimiento del sistema inmunológico, es el resultado del proceso de envejecimiento, y a su vez, induce la senescencia celular en todo el cuerpo.
El envejecimiento dentro del sistema inmunológico disminuye su funcionalidad y tiene consecuencias para la capacidad de la persona para combatir infecciones, así como incremento en la susceptibilidad a enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como son: cáncer, enfermedades cardiovasculares, enfermedades neurológicas (Alzheimer, Parkinson, demencias, entre otras), enfermedades metabólicas (por ejemplo diabetes e hipertensión), enfermedades pulmonares, alteraciones intestinales y enfermedades articulares (1,3,7).
Se requiere conocer estos procesos para considerar intervenciones con el potencial de retrasar el proceso de senescencia celular del cuerpo (incluyendo el sistema inmune), prolongando así la vida útil saludable del sistema inmunológico y minimizando los efectos secundarios de la inmunosenescencia (1). Por tanto, cualquier acción que regule o controle la respuesta inmune permitirá incrementar la durabilidad del sistema inmune.
La primera estrategia para promover mayor vida útil del sistema inmune es la reducción y control del consumo de Calorías (energía que requiere el cuerpo y se obtiene de los alimentos).
Los estudios en animales y humanos han demostrado que un control en el consumo de Calorías incrementa la eficiencia del metabolismo, previene el daño celular, disminuye la respuesta inflamatoria, reduce la producción de sustancias relacionadas a la senescencia celular y disminuye el riesgo de padecer enfermedades del corazón. Sin embargo, antes de iniciar cualquier cambio en su alimentación, debe consultar al médico y al nutricionista para recibir asesoría, debido a que en ciertas personas (el médico y nutricionista lo definen) se puede ocasionar desnutrición e incrementar el riesgo de osteoporosis (3).
Una segunda estrategia que promueve mayor durabilidad del sistema inmune es la actividad física.
Realizar rutinaria o habitualmente ejercicio mejora todos los mecanismos de respuesta inmune e incrementa el número de células de defensa, por lo que el ejercicio es una estrategia fundamental para mantener un sistema inmune activo y saludable por más tiempo. Se recomienda hacer ejercicio por mínimo 30 minutos diarios y que incremente la frecuencia de respiración, como correr, nadar, montar cicla, deportes de balón (futbol, tenis, baloncesto u otros), etc.(7,8)
La tercera estrategia para un sistema activo por largo tiempo es el uso de vacunas.
Las cuales permiten al sistema inmune identificar potenciales gérmenes que causan enfermedades y generar respuestas inmunes que evitaran la aparición o disminuyen la severidad de la enfermedad (9).
Finalmente, a nivel del consumo de alimentos y suplementos, una alimentación saludable, el consumo de probióticos (microorganismos con efectos benéficos para la salud humana) y extractos de hongos (como el Ganoderma o Shitake) permiten afinar el funcionamiento del sistema de defensas (10–15).
En conclusión, el sistema inmune envejece con el transcurso de la edad y por su continua interacción con factores externos, como el sedentarismo, consumo de sustancias nocivas, polución, contaminación, infecciones, etc. Por tanto, el envejecimiento del sistema inmune implica la disminución de su funcionalidad, lo cual genera que las personas estén más propensas a la aparición de enfermedades y mayor envejecimiento celular en todo el cuerpo. Es posible mantener por más tiempo la correcta funcionalidad del sistema de defensas, mediante estilos de vida saludable, vacunación y uso de suplementos.
Referencias
1. Rodrigues LP, Teixeira VR, Alencar-Silva T, Simonassi-Paiva B, Pereira RW, Pogue R, et al. Hallmarks of aging and immunosenescence: Connecting the dots. Cytokine Growth Factor Rev. 2021 Jan;
2. Bertheloot D, Latz E, Franklin BS. Necroptosis, pyroptosis and apoptosis: an intricate game of cell death. Cell Mol Immunol. 2021 Mar;(3):1–16.
3. Li Z, Zhang Z, Ren Y, Wang Y, Fang J, Yue H, et al. Aging and age-related diseases: from mechanisms to therapeutic strategies. Biogerontology. 2021 Apr;22(2):165–87.
4. Rocamora-Reverte L, Melzer FL, Würzner R, Weinberger B. The Complex Role of Regulatory T Cells in Immunity and Aging. Front Immunol. 2020;11:616949.
5. Weisberg SP, Ural BB, Farber DL. Tissue-specific immunity for a changing world. Cell. 2021 Mar;184(6):1517–29.
6. Martinez F, Novarino J, Mejía JE, Fazilleau N, Aloulou M. Ageing of T-dependent B cell responses. Immunol Lett. 2021 Mar;(21):S0165-2478.
7. Hanson ED, Bates LC, Bartlett DB, Campbell JP. Does exercise attenuate age- and disease-associated dysfunction in unconventional T cells? Shining a light on overlooked cells in exercise immunology. Eur J Appl Physiol. 2021 Apr;
8. OMS. Recomendaciones mundiales sobre actividad física para la salud [Internet]. 2010. 58 p. Available from: https://www.who.int/dietphysicalactivity/publications/9789241599979/es/
9. Zhang H, Weyand CM, Goronzy JJ. Hallmarks of the aging T-cell system. FEBS J. 2021 Feb;(15770).
10. Maldonado Galdeano C, Cazorla SI, Lemme Dumit JM, Vélez E, Perdigón G. Beneficial Effects of Probiotic Consumption on the Immune System. Ann Nutr Metab. 2019;74(2):115–24.
11. Zhang C-X, Wang H-Y, Chen T-X. Interactions between Intestinal Microflora/Probiotics and the Immune System. Biomed Res Int. 2019;2019:6764919.
12. Wang X, Lin Z. Immunomodulating Effect of Ganoderma (Lingzhi) and Possible Mechanism. Adv Exp Med Biol. 2019;1182:1–37.
13. Pan Y, Lin Z. Anti-aging Effect of Ganoderma (Lingzhi) with Health and Fitness. Adv Exp Med Biol. 2019;1182:299–309.
14. Shin MS, Park H-J, Maeda T, Nishioka H, Fujii H, Kang I. The Effects of AHCC®, a Standardized Extract of Cultured Lentinura edodes Mycelia, on Natural Killer and T Cells in Health and Disease: Reviews on Human and Animal Studies. J Immunol Res. 2019;2019:3758576.
15. Batatinha HAP, Biondo LA, Lira FS, Castell LM, Rosa-Neto JC. Nutrients, immune system, and exercise: Where will it take us? Nutrition. 2019 May;61:151–6.