Los alimentos de HOY no nutren igual que antes

El suelo provee recursos vitales para soportar la vida en la Tierra, sin embargo, cada vez es más frecuente escuchar frases como “la Tierra no necesita del hombre, pero el hombre si necesita de la Tierra” o “la Tierra sobrevivirá sin el hombre, pero el hombre no sobrevivirá sin la Tierra”, aludiendo al impacto negativo que tiene el hombre sobre la naturaleza, lo que incluye contaminación, deforestación, extinción de especies, cambio climático y deterioro de suelos.

El deterioro de los suelos es un daño que afecta de múltiples maneras al ser humano, enfocando este artículo a su impacto en la nutrición y la salud humana.

¿Cómo se daña el suelo?

A veces no es evidente el efecto de las acciones humanas sobre el suelo, pero es afectado en varios niveles por acciones directas o indirectas del ser humano. Son cuatro las acciones humanas que deterioran el suelo:

La primera es el cambio en el uso del suelo,
donde los procesos de urbanización (construcción) han ocupado terrenos fértiles donde antes se producía alimentos, lo que genera que los nuevos cultivos deban ocupar espacios o ambientes destinados a otros usos (páramos que producen agua o bosques que producen aire limpio). Lo anterior genera que exista menos disponibilidad de alimentos, al tiempo que los alimentos producidos en los nuevos suelos pueden tener cantidades reducidas o inadecuadas de nutrientes, afectando el valor nutricional de lo que comemos.

Una segunda acción que deteriora el suelo es el manejo del mismo.

Grandes extensiones de cultivos que no se rotan o intercambian con el cultivo de otras especies vegetales, genera el agotamiento de nutrientes en el suelo; como consecuencia, los alimentos producidos en estas zonas cada vez tienen menor cantidad de nutrientes de los que debería tener si el suelo fuera debidamente utilizado.

Una tercera acción es la degradación del suelo,
caracterizado por la erosión, compactación, sellado y salinización. Condiciones que vuelven inviables el cultivo de alimentos en estas zonas y por tanto se requieren de nuevos suelos de cultivo, que están destinadas naturalmente para otros usos y no poseen los nutrientes adecuados para los alimentos de consumo humano.

La última acción del hombre que daña los suelos es el depósito de minerales y metales que contaminan el suelo.

Dichos materiales provienen de la polución, enterramiento de desechos y adición de agroquímicos (pesticidas, fumigantes, fertilizantes etc.). Lo anterior genera que los alimentos provenientes de estas zonas puedan ser perjudiciales para la salud humana, agota la disponibilidad de suelos y disminuye el acceso a los alimentos.

¿Qué efectos tiene el daño de los suelos sobre la salud y la nutrición humana?

Las características y usos del suelo determinan la producción y cualidades nutricionales de los alimentos para el consumo humano. Los daños al suelo afectan la salud y nutrición del ser humano a nivel de la producción de alimentos y contaminantes.

A nivel de la producción, la degradación del suelo disminuye la cantidad de suelo disponible para cultivos, disminuye la calidad nutricional de los alimentos e incrementa la deforestación y cambio de uso de otras áreas (ej: páramos, humedales, bosques, entre otros).

En cuanto a contaminantes, aparte de la contaminación y polución, el uso de agroquímicos (pesticidas, fertilizantes, etc.) agregan al suelo minerales y metales que podrían generar a largo plazo una degradación en la calidad nutricional de los alimentos e incluso convertirlos en perjudiciales para la salud.

Por todo lo anterior, la evidencia científica demuestra que el deterioro del suelo está asociada directa e indirectamente con enfermedades como: infecciones respiratorias e intestinales, daños oculares y en la piel, desnutrición, enfermedades cardiovasculares, diversos tipos de cánceres, envejecimiento y hasta alteraciones mentales y neurológicas.

¿Qué se puede hacer?

El cuidado del medio ambiente, incluyendo el suelo, requiere intervenciones en diferentes niveles y compromisos por parte de múltiples actores a nivel mundial, nacional y local. Por tanto, el primer paso es empezar desde casa, con el cuidado del medio ambiente cercano y con el autocuidado de la salud. Respecto al último, un componente fundamental del autocuidado es la alimentación, por lo que cada individuo debería propender o tender hacia mantener hábitos alimentarios saludables que promuevan un adecuado estado de salud (crecimiento, sistema de defensas, antioxidantes, entre otros). Sin embargo, la limitada disponibilidad y calidad nutricional de los alimentos (como se describió arriba) puede afectar el aporte de nutrientes, por lo que se aconseja usar complementos nutricionales para ayudar al aporte óptimo de nutrientes esenciales para la salud humana.

Referencias

  • Poole, N., Donovan, J., & Erenstein, O. (2020, Septiembre 18). Viewpoint: Agri-nutrition research: Revisiting the contribution of maize and wheat to human nutrition and health. Food Policy, (101976). PubMed. 10.1016/j.foodpol.2020.101976
  • Sena, A., & Ebi, K. (2021). When Land Is Under Pressure Health Is Under Stress. Int. J. Environ. Res. Public Health, 18(136). PubMed. 10.3390/ijerph18010136
  • Smith, P., House, J., Bustamante, M., Sobocka, J., Harper, R., & Pan, G. (2016). Global change pressures on soils from land use and management. Global Change Biology, 22, 1008-1028. PubMed. 10.1111/gcb.13068
Profesor Gustavo A. Díaz Muñoz

Profesor Gustavo A. Díaz Muñoz

Nutricionista-Dietista, Especialista y Magíster en Epidemiología. https://orcid.org/0000-0002-9216-7873 https://www.researchgate.net/profile/Gustavo_- Munoz6